En el año 1927 la situación religiosa en Méjico llegó a ser muy difícil, por no decir imposible para los católicos, llegando, el Gobierno, a perseguir a los clérigos por considerarles instigadores de la resistencia armada de los “cristeros”.
El 2 de Abril de 1927, acudió al cementerio a despedir los restos de Anacleto González y sus tres compañeros (beatificados también el 20.11.2005); de regreso a su taller, le esperaba la policía, le arrestaron y comenzó un crudísimo tormento; le colgaron de los dedos pulgares; querían conocer el paradero de los presbíteros Eduardo y José Refugio. Exánime lo tiraron a un calabozo y el 3 de Abril fue acompañado junto con su hermano Ezequiel al panteón de Mezquitán. Ante el pelotón de fusilamiento pidió una vela encendida e iluminando su pecho descubierto dijo: "¡Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe!; disparen; muero por Dios, que le amo mucho".
El 20 de Noviembre de 2005 fue Beatificado por el Papa Juan Pablo II, junto a otros 12 mártires.