Entre los cristianos se encontraba su paisano, el joven san Venancio de Camerino; fue bautizado por el sacerdote san Porfirio, junto a toda su casa; al poco tiempo de su conversión fue capturado y martirizado junto con sus familiares: su mujer santa Teopistes y sus hijos Aradio, Evodio, Calixto, Félix, Eufemia y Primitiva, y servidores.
Todos fueron llamados a elegir entre su vida terrena o la muerte. Optando por lo segundo, fueron ejecutados en la vía Lata, fuera de la puerta oriental de Camerino. Sus reliquias se conservan en Camerino en Italia central.