Nuestro santo, como buen seguidor del espíritu de Francisco de Asís, asumió el saludo franciscano de «Paz y bien»: Paz y bondad entre el poder civil y religioso; paz y bondad entre las clases laceradas por los partidos y por la guerrilla; paz y bondad entre las comunas siempre divididas por sus intereses y su orgullo; paz y bondad entre los muros del hogar, donde a veces la discordia y la maldad creaban un clima irrespirable.
“Vence la indiferencia y conquista la paz”.
Este fue el tema que eligió el Papa Francisco para la 49ª Jornada Mundial de la Paz, que se celebró el 1 de Enero de 2016. En su Mensaje, el Pontífice aseguró que la indiferencia en relación a los flagelos de nuestro tiempo es una de las causas fundamentales que va en desmedro de la paz en el mundo.
La paz, señaló el Santo Padre, debe ser conquistada: no es un bien que se obtenga sin esfuerzos, sin conversión, sin creatividad y sin dialéctica. Se trata de sensibilizar y formar el sentido de responsabilidad respecto a las gravísimas cuestiones que afligen a la familia humana, como el fundamentalismo y sus masacres, las persecuciones a causa de la fe y de la pertenencia étnica, las violaciones de la libertad y de los derechos de los pueblos, el abuso y la esclavitud de las personas, la corrupción y el crimen organizado, las guerras que causan el drama de los refugiados y de los emigrantes forzados.