13 DE NOVIEMBRE - Nació en San Nicolás del Puerto (Sevilla). Muy joven se consagró al Señor en la capilla de San Nicolás de Bari, en su pueblo natal y después en la ermita de Albaida del Aljarafe (Sevilla).
Diego se trasladó a la Arruzafa, Córdoba (España) como hermano lego en los franciscanos, frailes menores de la observancia, donde hoy se encuentra el parador de Arruzafa. En 1441 fue enviado de misionero a las Islas Canarias, donde ejerció en el convento de Arrecife. En 1445 le nombraron guardián del convento de San Buenaventura en Fuenteventura, algo excepcional por tratarse de un hermano lego. Peregrinó a Roma con ocasión del Jubileo de 1450 y de la canonización de Bernardino de Siena. Una epidemia azotó la ciudad de Roma y San Diego ejerció de enfermero del convento de Ara Coeli durante tres meses y muchos se sanaron milagrosamente.
Otro gran milagro fue la curación de un niño tras quedarse dormido dentro de un horno, que, al ser encendido, le causó graves quemaduras. Tras la intercesión del santo, el niño apareció sin quemaduras. San Diego solía atribuir los milagros a la Santísima Virgen María.
Al regresar a España en 1456, le destinaron al convento de Santa María de Jesús en Alcalá de Henares donde ejerció como portero y jardinero, hasta su muerte el 12 de Noviembre de 1463.
La infección de su cuerpo emitía una milagrosa fragancia y su cuerpo estuvo incorrupto. Tras morir fue visitado por los Cardenales, reyes y príncipes que acudieron ante sus restos. Enrique IV de Castilla le pidió la curación de Beltraneja. Felipe II llevó el cuerpo de San Diego al palacio para pedirle la curación de su hijo, el Príncipe Carlos. El milagro de la curación de esta sería la introducción al proceso de su canonización e inmortalización por Lope de Vega. Sus restos se encuentran en la Catedral de Alcalá de Henares y su cuerpo incorrupto se expone el 13 de Noviembre. San Diego fue el único santo canonizado en 1588 por Sixto VI.