Sacerdote de la Tercera Orden franciscana (1253‑1303), canonizado por Clemente VI el 19 de Mayo de 1347.
Es el primer patrono de los abogados, acuñado por primera vez con el apodo de “abogado de los pobres”. Fue abogado, amigo, hermano, bienhechor y padre de los pobres. Tuvo la delicada y responsabilidad de gran juez eclesiástico.
En París, dejó su propia cama a dos jóvenes huérfanos recogidos y hospedados por él.
El Obispo de Tréguier, su región natal, quiso tener consigo al extraordinario jurista, convenciéndole de que aceptara la ordenación sacerdotal y como sacerdote, San Ivo continuó con mayor celo y más profunda caridad su profesión de abogado, sobre todo de los pobres.
Llegó a transformar su casa en hospital, orfanato, asilo, comedor y hasta baño público de todos los pobres, los enfermos y los huérfanos.
Su vida le agotó y tras enfermar, no podía ayudar materialmente, pero favoreció a los necesitados con los milagros que brotaron de su cuerpo cansado y llagado.
Murió el 19 de Mayo de 1303, sin cumplir aún los cincuenta años; tras fallecer, los pobres fueron los primeros en llorarle, no como sabio jurista, ni como su abogado, sino como un padre y gran amigo.