11 DE AGOSTO – El día de Ramos de 1212, los fieles que asistieron a la Misa recibieron una rama de olivo, pero Clara se quedó en su sitio y al observarla el obispo, le acercó una rama. Esa noche, Clara huyó de su casa y se dirigió al pueblo de Porciúncula, donde cambió sus finos vestidos por un hábito de penitente.
San Francisco le cortó el cabello y consiguió alojarla en el claustro de las benedictinas de San Pablo. Los parientes de Clara ya habían pensado en su matrimonio, pero la joven se descubrió la cabeza para que viesen sus cabellos cortados y les dijo a sus amigos que Dios la había llamado. Su hermana Inés se reunió con Clara y San Francisco las trasladó a una casa contigua a la iglesia de San Damián, en Asís, nombrando superiora a Clara.
Unos años después, ya había varios conventos de las clarisas en Italia, Francia y Alemania. La Beata Inés fundó una orden en Praga, donde tomó el hábito. Santa Clara imitó al espíritu de pobreza de San Francisco. En 1228 Gregorio IX concedió a las clarisas el "Privilegium Paupertatis" para que nadie pudiese obligarlas a tener posesiones.
Santa Clara redactó una regla que prohíbe la propiedad individual o común. Inocencio IV aprobó esta regla dos días antes de la muerte de la santa. Murió el día de San Lorenzo, a los 60 años de edad. Fue sepultada el 12 de Agosto y el Papa Alejandro IV la canonizó en Agnani en 1255.