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Sobre el temperamento y las virtudes

Escritor

Por este detalle de honradez, perdió el campeonato pero la gente le felicitó por su deportividad. "Eso es como felicitar a alguien por no robar un banco", respondía él. De esta manera, Bobby Jones dio visibilidad al dicho: “Tu carácter es lo que haces cuando nadie te está mirando”. Y es que nuestra forma de actuar “modela” nuestra forma de ser: sinceros o mentirosos, personas dignas de confianza o poco fiables, con buen humor o malhumoradas, leales o desleales, que hacen lo correcto más allá de la ganancia de un interés personal o buscan su beneficio. Son nuestras elecciones lo que configura nuestra personalidad en sentido positivo o negativo.

Siguiendo con la línea de exponer los rasgos que distinguen los distintos temperamentos, en esta exposición voy a centrarme en las personas con temperamento sanguíneo. Al igual que las de temperamento colérico son extrovertidas, pero al contrario que éstas, los enfados que tienen no les duran mucho tiempo porque sus reacciones son inmediatas, espontáneas y efímeras. Esto hace que no guarden un listado de agravios y perdonen fácilmente.

Fortalezas y debilidades del temperamento sanguíneo

Las personas con temperamento sanguíneo tienden a gozar de la vida. Esto hace que puedan tener como máxima aspiración y única motivación, la diversión y el pasarlo bien.

Si nos fijamos en sus fortalezas podríamos describirlas de la siguiente manera:

– Son muy comunicativas, alegres y con buen sentido del humor: animan las reuniones. – Las impresiones externas les llegan fácilmente a su corazón.

– Son muy detallistas.

– En el trabajo son creativas y les gusta emprender.

– Debido a que desbordan energía y entusiasmo, animan la convivencia en positivo.

– Proyectan cordialidad. Tienen don de gentes y hacen amigos con facilidad.

Y si ponemos el foco en sus debilidades veríamos que:

– Les cuesta madurar porque reflexionan poco.

– Se ríen y hablan en voz alta y les gusta ser el centro de atención.

– Les cuesta terminar los trabajos porque tienden al desorden.

– Toman decisiones llevadas por sus estados emocionales.

– Tienden a interrumpir y les cuesta escuchar.

– Se olvidan encargos y responsabilidades con facilidad y  siempre encuentran excusas.

Hecha esta radiografía, convienen recordar que las fortalezas y debilidades son aspectos genéricos y no es aconsejable etiquetar a las personas porque, al hacerlo, se consigue lo contrario de lo que se pretende. Y lo que se pretende es ayudar.

Cada persona es irrepetible y única

Hay una libertad y voluntad personal; unas situaciones familiares y formativas que son diversas y unos matices y tonalidades en cada una de las tendencias, que hace que cada persona sea diferente y genuina. Los rasgos sirven para ver qué aspectos conviene trabajar y tenerlos presente para educar el carácter y facilitar los posibles objetivos que lleven a desarrollar una personalidad más amable.

Recordemos que sobre la base del temperamento, forjamos el carácter mediante la adquisición de las virtudes y, al conseguirlas, estamos en situación de poder superar esas tendencias negativas derivadas de nuestro temperamento y transformarlas en puntos positivos. Pero conseguir las virtudes –y con ellas la mejora– requiere un esfuerzo que es personal e intransferible.

Virtudes que propongo

Las virtudes que propongo trabajar en personas con temperamento sanguíneo son: La prudencia, dado que les gusta lanzarse a la aventura. Por ello, sugiero que se ejerciten en cambiar el actuar antes de pensar por el pensar antes de actuar para deliberar los pros y los contras que –sin duda– les ayudará a “ver” y a vencer la superficialidad que les amenaza permanentemente: «¡Créeme, esto va a funcionar! », afirman sin haberlo pensado detenidamente. Otro ejercicio que les vendrá bien es enfrentarse a la realidad tal como es.

La fortaleza, ya que se aburren si no hay novedades o brillo en el trabajo que están realizando. Les resultará positivo ejercitarse en el autocontrol, el dominio de sí, que implica adquirir mas conciencia acerca de cómo son y vencer adversidades emocionales, mentales y anímicas para crecer en madurez. Para conseguir ese dominio de sí, unos objetivos clave a corto, medio y largo plazo pueden ser:

Evitar interrumpir a la persona que está hablando y esforzarse en atender y escuchar respetuosamente hasta que termine de hablar.

Poner las últimas piedras en cada uno de los proyectos y trabajos que tengan entre manos.

Pasar inadvertidos evitando ser el centro de atención. La templanza para frenar la curiosidad impulsiva que tienen, proponiendo ejercicios de autocontrol. Por ejemplo, evitar mirar escaparates, vencer la curiosidad de navegar por internet para estar a la última sensación, noticia o novedad del día o de la semana, etc.

Como se trata de dar ideas, esto puede servir de impulso para agilizar la imaginación de las personas interesadas en mejorar su carácter, sabiendo que –en todo desarrollo– es importante la regularidad, la paciencia y la perseverancia.