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Tu tarjeta de miembro con la carta o “lema” de San Antonio –Nuestro agradecimiento–

LA TRADICIÓN POPULAR

cuenta que allá por el siglo XIII, una mujer portuguesa, angustiada con mil preocupaciones, y turbada ya su mente, decidió quitarse la vida arrojándose al río Tajo. Cuando se dirigía hacia las márgenes del caudaloso río, pasó por delante de una ermita

dedicada a San Antonio ante la que siempre se detenía unos instantes para saludarle con alguna plegaria.

Lo hizo también en esta ocasión, para rezarle por última vez y despedirse de él. Al poco de haberse puesto a sus pies, la mujer encontró un pergamino doblado en el suelo, a modo de carta, y sintió con fuerza en su corazón la voz de San Antonio que le decía: Toma el mensaje que te he dejado, levántate y llévalo contigo, de esa forma te verás libre de las tentaciones que te atormentan. En el papel había pintada una cruz y estaba escrita la sentencia que viene de las Sagradas Escrituras (Ap 5,1): “Y uno de los ancianos me dijo: No llores… He aquí la Cruz del Señor, huid todos mis enemigos. Ha vencido el León de Judá, la raíz de David. Aleluya, Aleluya.

La mujer puso la bendita carta sobre el corazón y al instante sus angustias se disiparon. Profundamente arrepentida del crimen que iba a cometer, y agradecida a San Antonio, contó lo ocurrido a sus vecinos y amigos. El alborozo fue grande y no tardó en llegar la noticia al Rey quien le pidió si podía ofrecerle dicho pergamino para guardarlo en el tesoro real. La mujer accedió, pero pasado algún tiempo sintió que la depresión volvía a

hacer mella en su ánimo y su salud

se quebrantaba. Enterado el monarca, y achacándolo a que sin darse cuenta le había privado de la protección que el Santo le otorgara a la pobre mujer, decidió hacer una copia de la “carta” y mandársela. Volver a llevar la misiva de San Antonio con ella y curarse fue una misma cosa. Así nació la popular devoción de portar la “carta” o “lema” de San Antonio como protección contra las tentaciones del maligno, especialmente contra el desánimo.”

Con esto queremos manifestarle nuestra profunda gratitud. Porque la labor que hace EL PAN DE LOS POBRES no sería viable sin tu generosa ayuda, sumada a la de cada uno de los demás miembros de esta gran familia.

San Antonio sabrá recompensárselo. Le deseo de todo corazón que durante el año alcance sus proyectos e ilusiones, que no le falte la salud y que podamos contar con su inestimable

apoyo.