Por ello cuando, al visitar un pueblo, una parroquia o estar en una reunión, nos encontramos con un suscriptor de EL PAN DE LOS POBRES, nuestra alegría es inmensa, porque comprobamos que su entusiasmo por difundir la devoción a San Antonio de Padua y su interés por la revista justifican el esfuerzo que realizamos desde la Redacción y la Administración de EL PAN DE LOS POBRES porque ambas cosas crezcan y se difundan.
Nuestra siembra es firme y segura, pero se basa en el apoyo que recibimos de quienes nos conocéis y os “aprovecháis” de esta labor. En la visita a la Parroquia de San Sebastián Mártir de Carabanchel de Madrid, como os contaba en “A nuestros lectores” conocí a una ardorosa suscriptora, que me presentó a otra señora que había dejado la suscripción; gracias al encuentro se animó a recibir de nuevo la revista, que, sin duda, le va a ayudar en su vida de fe.
Cualquiera de nosotros conocerá casos como este, animémosles a que renueven la suscripción y disfruten de la lectura de EL PAN DE LOS POBRES; una llamada a la redacción basta para hacerlo.
No olvidéis a los jóvenes y los nuevos matrimonios; necesitan rezar y conocer más y mejor lo que la vida religiosa va a representar en sus vidas. ¡Dadnos sus nombres y direcciones!, sin compromiso.