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¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?

 En aquel tiempo, ponía Jesús a sus discípulos esta comparación: 

- ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? 

Un discípulo no es más que su maestro, si bien cuando termine su aprendizaje, será como su maestro rosa, colmada, remecida. Rebosante, pues con la medida con que mediréis se os medirá a vosotros. Esta es la generosidad del corazón que el Señor presenta a través de la imagen de las personas que iban a buscar el trigo y estiraban el delantal para recibir de más. En efecto, si tienes el corazón amplio, grande, puedes recibir más. Y un  corazón grande no se enreda en la vida de los demás, no condena, sino que perdona y olvida, precisamente como Dios ha olvidado y perdonado mis pecados. 

¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: «hermano, déjame que te saque la mota del ojo», sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.

Comentario Papa Francisco

¿Quién soy yo para criticar sobre esto? ¿Quién so yo, que hice las mismas cosas o peores? El Señor lo dice en el Evangelio: No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que mediréis se os medirá a vosotros. Esta es la generosidad del corazón que el Señor presenta a través de la imagen de las personas que iban a buscar el trigo y estiraban el delantal para recibir de más. En efecto, si tienes el corazón amplio, grande, puedes recibir más. Y un  corazón grande no se enreda en la vida de los demás, no condena, sino que perdona y olvida, precisamente como Dios ha olvidado y perdonado mis pecados.