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Al ver a las gentes, se compadecía de ellas

En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: 
- La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies. 
Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. 
A estos doce los envió con estas instrucciones: 
- Id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. 
Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.

Comentario Papa Francisco

Debemos tener el corazón de Jesús, quie “al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas como ovejas que no tiene pastor” (Mt 9,36). Al ver a las muchedumbres, sintió compasión. A mi me gusta soñar una Iglesia que viva la compasión de Jesús. Compasión es “padecer con”, sentir lo que sienten los demás, acompañar en los sentimientos. Es la Iglesia madre, como una madre que acaricia a sus hijos con la compasión. Una Iglesia que tenga un corazón sin cofines, la mirada, la dulzura de la mirada de Jesús. Las personas esperan encontrar en nosotros la mirada de Jesús, a veces sin ni siquiera saberlo, esa mirada serena, feliz, que entra en el corazón. Pero debe ser toda la parroquia quien sea una comunidad acogedora, no sólo los sacerdotes y los catequistas. ¡Toda la parroquia ¡ Acoger…