En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando la Buena Noticia del Reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que lo ayudaban con sus bienes.
Comentario del Papa Francisco
Ver, tener compasión, enseñar. Los podemos llamar los verbos del Pastor. El primero y el segundo, ver y tener compasión, están siempre asociados con la actitud de Jesús: su mirada, en efecto, en efecto, no es la mirada de un sociólogo o de un reportero gráfico, porque Él mira siempre con “los ojos del corazón”. Estos dos verbos, ver y tener compasión, configuran a Jesús como buen Pastor. Incluso su compasión, no es solamente un sentimiento humano, sino que es la conmoción del Mesías en quien se hizo carne la ternura de Dios. Y de esta compasión nace el deseo de Jesús de alimentar a la multitud con el pan de su Palabra, es decir, enseñar la Palabra de Dios a la gente. Jesús ve, Jesús tiene compasión, Jesús nos enseña. ¡Es hermoso esto!