El documento de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe de 15-10-1989, asimismo, hace referencia a los que se acogen a estos métodos “por razones terapéuticas” y que “un cierto número de cristianos” busca “en ellos el camino de la tranquilidad interior y del equilibrio psíquico”. Aunque dicho documento no trate propiamente de este aspecto, sino más bien de la aplicación de tales métodos a la oración cristiana, deja ver el peligro de que conduzcan a formas de sincretismo y a una confusión de criterios.
Las “técnicas o métodos orientales” tienen un fundamento esencialmente filosófico-religioso en el hinduismo y el budismo y en otros casos en el taoísmo chino. Indudablemente, para quienes no han conocido la revelación cristiana y, por tanto, no han tenido la dicha de conocer al verdadero Dios y a su Enviado Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre y Redentor del hombre, esos métodos pueden ser válidos y pueden introducirles en una experiencia religiosa que les acerque de algún modo a Dios. Sin embargo, aun en esos casos, no les permitirá conocer de lleno al verdadero Dios, porque son técnicas que se quedan más en una experiencia del propio yo que en una relación personal con un Dios que es Amor.
No se puede olvidar que el yoga nace como un método ascético del brahmanismo-hinduismo que busca la inactividad, la supresión de los actos (a los que se considera fuente de sufrimientos), con el fin de “quemar” el karma y escapar al renacer (escapar a la reencarnación o samsara), uniéndose (mokhsa) al Ser (Brahmán). El karma es la energía o fuerza que afecta al alma del ser humano y que es el resultado de sus acciones pasadas, por lo que determina la próxima reencarnación y la condición del futuro nacimiento, aun cuando exista la libertad en la vida presente de cara a una mejor reencarnación.
Aquí, por tanto, hay que considerar varios aspectos de gran importancia:
a) Se entra en un determinismo fatalista opuesto al concepto cristiano del libre albedrío y la armonía entre éste y la Providencia divina.
b) Esta idea determinista del karma y la reencarnación conducen a la configuración de una sociedad de tipo hermético y con graves injusticias: la denominada “sociedad de castas” típica del hinduismo (brahmanes, kshatriyas, vaishyas y shudras y parias); sociedad que por su estructura y por las terribles injusticias que genera es inaceptable desde la perspectiva de las virtudes cristianas de caridad y justicia.
c) El concepto de reencarnación es abiertamente ajeno e incluso contrario a la fe cristiana. Además, en el hinduismo no se considera un principio del alma humana, mientras que el cristianismo afirma claramente que ésta es creada por Dios e infundida por Él en el cuerpo humano gestado por los padres en el momento de la concepción.