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Cayó en tierra buena y dio grano

Evangelio del día

Lectura 1
Te nombré profeta de los gentiles
Comienzo del libro de Jeremías 1,1. 4-10

Palabras de Jeremías, hijo de Helcías,
de los sacerdotes residentes en Anatot,
territorio de Benjamín.
Recibí esta palabra del Señor:
- Antes de formarte en el vientre, te escogí;
antes de que salieras del seno materno, te consagré:
te nombré profeta de los gentiles.
Yo repuse:
- ¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar,
que soy un muchacho.
El Señor me contestó:
- No digas «soy un muchacho»,
que adonde yo te envíe, irás,
y lo que yo te mande, lo dirás.
No les tengas miedo,
que yo estoy contigo para librarte.
-Oráculo del Señor-.
El Señor extendió la mano y me tocó la boca;
y me dijo:
- Mira: yo pongo mis palabras en tu boca,
hoy te establezco sobre pueblos y reyes,
para arrancar y arrasar,
para destruir y demoler,
para edificar y plantar.

Salmo
Sal 70, 1-2. 3-4a. 5-6ab. 15ab y 17
R. Mi boca contará tu salvación, Señor.

A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído, y sálvame.

Sé tu mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú,
Dios mío, líbrame de la mano perversa.

Porque tú, Dios mío,
fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor,
desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías.

Mi boca contará tu auxilio,
y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas.

Evangelio
Cayó en tierra buena y dio grano
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 13,1-9

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas:
- Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó enseguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron.
El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta.
El que tenga oídos que oiga.