Allí, las minorías criollas vinculadas a las logias masónicas y embebidas de liberalismo y antihispanismo habían desarrollado unas políticas laicistas y empobrecedoras para la población india y mestiza. De esta manera, el movimiento social católico adquirió un notable relieve en México, Brasil, Chile y Argentina, pero en el primer caso tuvo un papel singular por surgir en un ambiente de persecución que se acrecentó a partir de la Revolución Mexicana, situación que daría lugar al nacimiento de los “cristeros” y del movimiento “sinarquista”, ambos con un gran contenido social.
Por cierto, el término tan difundido hoy de “Latinoamérica” y que también los medios eclesiales han asumido, es una creación francesa de la época de Napoleón III para extender la influencia cultural y política francesa en América, eliminando para ello la impronta realmente significativa de España y Portugal. Los términos más adecuados serían “Iberoamérica” y, mucho más aún, “Hispanoamérica”, pues en la concepción clásica, lo hispánico incluía también a lo luso.
México y el movimiento cristero.
En México, los Congresos Católicos comenzaron a celebrarse desde 1903 y monseñor Mora y del Río, obispo de Tulancingo, convocó Congresos Agrícolas. Los obispos comenzaron a apoyar además el nacimiento de mutuas y asociaciones obreras y se inició una prensa católica con inquietud por los temas sociales, sobre todo en México y en Guadalajara. Los jesuitas inspiraron el “Círculo de Estudios Católicos - Sociales Santa María de Guadalupe”, cuyos miembros se denominaron “Operarios Guadalupanos”, y fue la base del “Círculo Católico Nacional”, primera agrupación política confesional encabezada por Gabriel Fernández de Somellera en 1909, que poco después cambió el nombre por “Partido Católico Nacional”.
Es obligado destacar de un modo especial la figura de un político católico de relieve, como es el jalisqueño Beato Anacleto González Flores, mártir de la fe (1888-1927). Se afilió al “Partido Católico Nacional” al poco de fundarse y comenzó a organizar algunos grupos católicos patriotas de jóvenes con fuerte preocupación social o a colaborar con otros ya constituidos. Hombre de profunda piedad y de compromiso en la acción pública, contrajo matrimonio. Escribió artículos para varios periódicos y fundó el semanario La Palabra. Pronto se destacó como un firme defensor de la libertad religiosa frente a la opresión del gobierno de inspiración masónica contra la Iglesia Católica y contra la fe del pueblo mexicano. En 1925 dio nacimiento a la “Unión Popular”, recogiendo la idea del movimiento similar que Ludwig Winhorst había creado en la Alemania de Bismarck para defender la libertad de la Iglesia Católica en los tiempos de la Kulturkampf. A este proyecto se sumaron de inmediato los miembros de la “Asociación Católica de la Juventud Mexicana”, en cuya fundación había participado también. La “Unión Católica” era un movimiento político que proponía las tesis del catolicismo social en los aspectos económico-laborales. Ante la presión creciente del gobierno de Plutarco Elías Calles, en 1925 se creó la “Liga Nacional para la Defensa de la Libertad Religiosa”, pues se estaba llegando a extremos tales como la prohibición del culto católico, el cierre de las iglesias, etc. El Beato Anacleto González defendía una resistencia pacífica y firme, no deseando la respuesta violenta que otros proponían entonces; sólo en último extremo acabó aceptando la guerra de guerrillas que se planteaba, dado lo imposible ya de otra solución. A raíz de todo ello y en plena “Guerra Cristera”, fue apresado por los soldados gubernamentales y fusilado después de terribles tormentos. Su beatificación tuvo lugar en 2005.