CORRÍA el año de 1585, era la noche del 7 de diciembre. El Tercio del Maestre de Campo Francisco Arias de Bobadilla, compuesto por 5.000 hombres, está bloqueado por la escuadra holandesa en la Isla de Bommel. La situación era desesperada para los tercios españoles, pues además del estrechamiento del cerco se sumaba la escasez de víveres y ropas secas.
Para forzar la rendición, los holandeses abren los diques de los ríos e inundan el campamento enemigo, no dejándoles más tierra firme que el monte de Empel, donde a duras penas consiguen refugiarse.
En cierto momento, cavando una trinchera, un soldado del Tercio encuentra enterrada una tabla flamenca con la imagen de la Inmaculada Concepción.
Ferrer Dalmau recoge el emocionante momento en que se forma este “fantasmagórico” cortejo, para colocar la imagen en un altar improvisado y, tomándolo como señal del cielo, imploran su auxilio con gran devoción.
Y esa noche ocurre algo del todo inusual en las aguas del río Mosa: un viento frío las hiela. ¡Es la respuesta a sus plegarias!
El comandante español no pierde un instante: en las brumas de la noche, marcha con sus hombres sobre el hielo, aproximándose a los buques holandeses y los ataca por sorpresa hasta el amanecer.
La victoria es absoluta. “Hasta parece que Dios es español al obrar tan gran milagro”, dice el almirante Hohenlohe-Neuenstein.
Aquel mismo día, entre vítores y aclamaciones, la Inmaculada Concepción es proclamada patrona de los Tercios, actual infantería española, y desde entonces fiesta nacional el día 8 de diciembre.
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La Inmaculada sigue siendo fiesta en España gracias a la sana reacción de un valiente grupo de católicos andaluces, liderado en Málaga por la Condesa de San Isidro, Doña Pegui Benjumea Du Bois, que a finales de 1988 habían conseguido oponer 50.000 firmas al Real Decreto que con disfrazado pragmatismo (para evitar el puente) eliminaba de un plumazo nuestra fiesta de mayor arraigo.
V i d a
Augusto Ferrer-Dalmau, Barcelona, 1964 es uno de los pintores de mayor proyección en España. Su obra, ahora centrada en la temática ecuestre militar, se ha convertido en un referente indiscutible. A lo largo de su trayectoria profesional ha realizado exitosas exposiciones en Madrid, Londres, París, Nueva York. A parte de colecciones particulares, su obra puede contemplarse en museos tales como, el Museo de la Guardia Real, Museos de los regimientos Farnesio, Lusitania, Numancia, Montesa, Alcántara, Asturias… y por supuesto el Museo Histórico Militar. También en ayuntamientos e instituciones gubernamentales puede verse la obra de este genial pintor.