¿Qué Hijo? Dios, el Hijo de Dios. ¡Oh felicidad por encima de toda felicidad! ¡Distes un Hijo a Dios Padre! El Padre dio la deidad; la Madre, la humanidad; el Padre, la majestad; la Madre, la flaqueza. ¡Oh humildad! El Señor del universo es envuelto en unos pañales; el Rey de los ángeles es reclinado en un pesebre. Un poco más adelante muestra así la entrega del Salvador: Encontraréis la sabiduría balbuceando, el poder frágil, la majestad inclinada, el inmenso pequeñito, el rico pobrecito, el señor de los ángeles en un establo, el alimento de los ángeles hecho casi heno para jumentos, el inconmesurable en una cuna. Y concluye: Por tanto, por el Verbo Encarnado, por el parto virginal y por el Salvador nacido sea dada gloria a Dios Padre en lo más alto de los cielos y paz en la tierra a los hombres, objeto de benevolencia divina.
La iconografía antoniana, inspirada en este hecho, o, por ventura, en tradición de que el
Niño Jesús se le apareciera en Camposampiero (a unos diecinueve quilómetros de Padua) poco antes de su muerte, comienza, a lo largo del siglo XV y en los siglos siguientes, a insistir en el Niño del Santo. Vittorino Facchinetti, apreciado biógrafo del Santo, afirma que la primera figuración artística de hecho data de 1496, en un fresco de Lorenzo Sanseverino que se conserva en el Museo de Pollenza.
Por su lado, el español Nuria Torres Ballesteros entiende que es de la primera mitad del siglo XV la pintura mural de la capilla de San Jerónimo, en el monasterio de la Concepción de Toledo, representando a San Antonio con el Niño Jesús. También el alemán B. Kleinschmindt cita, entre obras de transición del siglo XV al XVI, ejemplos españoles. Hay quien lo haya notado por primera vez en 1439. Singularmente bello y significativo es la miniatura de Antonio con el Niño Jesús, atribuida a Antonio de Holanda.
Se admira en el Libro de Horas de Dom Manuel (Fl. 293), datado de 1517 a 1538. Leemos en el catálogo El Santo del Niño Jesús, en la página 139, publicado en 1995: En el pecho, sobre el corazón, se ve resplandeciente, en una especie de almendra mística, la figura del
Niño Jesús. Este tipo iconográfico tuvo su origen en España, en donde apareció por primera vez en el retablo de la Virgen de Montserrat, proveniente del convento de la Concepción de Toledo, datable en torno a 1477.
El auténtico amor al Dios Niño tendrá siempre como contrapartida el amor al hermano necesitado.
Este es el sentido de la Navidad cristiana. _ (Extraido de la Coletanea de Estudos Antonianos, Fr. Henrique Pinto Rema, OFM. Centro de Estudos e Investigação de Sto. Antonio. Pág. 464. Texto publicado el diciembre de 1999.)