Aunque son mencionados vagamente en el Antiguo Testamento, en el libro del profeta Isaías, quien nos da el mayor testimonio es el Evangelio de San Mateo. No indica sus nombres, y tampoco que fuesen tres, pero dice que llevaron oro, incienso y mirra y que venían de Oriente siguiendo una estrella. Los llama de “Magos”, que significa sabios, filósofos y astrónomos.
Relatos diluidos en las brumas de la Historia
Al parecer, después de adorar al Niño Dios, en su regreso a Oriente, decidieron construir una capilla dedicada a Jesús en el monte Vaus, identificado con el monte Sabalan, en el actual Azerbaiyán, y allí reunirse todos los años.
Juan de Hildesheim (religioso carmelita, muy culto, que había viajado por Europa recopilando documentos entre 1342 y 1352), en su “Libro de los Reyes Magos”, nos dice que el apóstol Santo Tomás, después de recibir el Espíritu Santo, fue a su encuentro y los habría bautizado e incluso consagrado como obispos. Las versiones sobre su muerte se diluyen. La más extendida es la que afirma que fueron martirizados en el año 70, por predicar el cristianismo entre los infieles. En memoria de su martirio, la liturgia ambrosiana, propia de Milán, el día de la Epifanía usa ornamentos de color rojo.
Sin embargo, Hildesheim cree, como otros estudiosos y cronistas de la época, que los Reyes Magos fallecieron de muerte natural. Gaspar habría cumplido los ciento treinta años, Baltasar los ciento diez y Melchor los noventa y cuatro, siendo enterrados en un mismo sepulcro.
Viaje de Santa Elena a Tierra Santa
En el siglo IV, la madre del Emperador Constantino, Santa Elena, en su viaje a Tierra Santa en busca de las reliquias de la Pasión, descubrió en Saba el sepulcro de los Reyes Magos y lo transfirió a la iglesia de Santa Sofía en Constantinopla, la actual Estambul.
Traslado a Milán
Ya durante la Segunda Cruzada (1144-1148) el obispo de Milán San Eustorgio, religioso noble de origen helénico, visitó Constantinopla para que el Emperador le confirmara su reciente nombramiento como gobernador. No sólo le confirmó en el cargo sino que, además, le ofreció como regalo las veneradas reliquias de los Reyes Magos. Eustorgio las llevó, junto con el pesado sarcófago en el que habían reposado, usando un carro tirado por bueyes. Después de un largo y aventurero viaje de regreso, al llegar a la entrada de la ciudad, en Porta Ticinese, el carro se fue haciendo más pesado hasta terminar hundiéndose en el barro. Imposibilitado de continuar, el incidente fue interpretado por Eustorgio como designio providencial y abandonando la idea de depositar las reliquias en la Basílica de Santa Tecla, decidió levantar allí mismo una basílica, que llevaría después su nombre. En lo alto de su torre, en lugar de la cruz, mandó poner una estrella de ocho puntas, para indicar la presencia de las reliquias. Los restos mortales procedentes de Oriente Medio, se conservaron durante muchos siglos en el enorme sarcófago de granito que se encuentra hasta hoy en la Capilla de los Reyes Magos, la última del lado derecho, a la altura del altar mayor: lo reconocerás por la inscripción “tumba de los tres magos”.
Traslado a Colonia
En 1164, el emperador Federico I, Barbarroja, asedió Milán, que se había sublevado y tras dominarla ordenó el traslado de las reliquias a Colonia. Mucho han solicitado desde Milán su devolución a lo largo de los siglos, sin mayor éxito. Sólo en 1906, el cardenal Ferrari, obispo de Milán, obtuvo algunos fragmentos de hueso (tomados, al parecer, de cada uno de los tres esqueletos), que fueron depositados en una urna sobre el altar de los
Reyes Magos, en la referida basílica de San Eustorgio.
En 1181 el orfebre medieval, Nicolás de Verdún, comenzó la fabricación del famoso relicario que hoy contemplamos. Es un gran sarcófago triple, dorado y ricamente decorado colocado encima y detrás del altar mayor de Catedral de Colonia. Se considera el punto culminante del arte mosano y el relicario más grande en el mundo occidental. Hacia 1199, el emperador Otón IV entregó tres coronas áureas que fueron incorporadas al relicario.
La construcción de la actual catedral de Colonia se empezó en 1248 para albergar tan importantes reliquias.
Exhumación de 1864
El 20 de julio de 1864, el relicario se abrió, y fueron descubiertos los restos de los Tres Reyes y monedas de Felipe de Heinsberg. El informe de un testigo ocular cuenta:
“En un compartimiento especial del relicario que ahora se ve —junto con lo que queda de antiguas, viejas y podridas vendas, probablemente de biso, y con restos de resinas aromáticas y sustancias semejantes— numerosos huesos de tres personas, que bajo la guía de varios expertos presentes se podrían reunir en cuerpos casi completos: el uno en su juventud temprana, el segundo en su virilidad temprana, el tercero envejecido más bien.”
Los huesos se envolvieron en seda blanca y fueron devueltos al relicario.
Últimos exámenes científicos
A finales de los años 80 las reliquias de Colonia fueron sometidas a exámenes científicos. Las telas pertenecían a tres tejidos distintos, dos de damasco y uno de tafetán de seda, todas de procedencia oriental datables entre los siglos II y IV.
La ciudad de Colonia incorporó en su escudo las tres coronas de los Reyes Magos y se transformó en uno de los centros de peregrinación más grandes de Europa.
Datos útiles:
– Web Catedral de Colonia:
https://www.koelner-dom.de/en/first-page
Para saber más:
– “El libro de los Reyes Magos” de Juan de Hildesheim”.
Ed. Encuentro, 2002.
176 páginas. Formato Arte 20x25 cm.
– “La Epifanía” por Laura Rodríguez Peinado
Universidad Complutense de Madrid. Dpto.
Historia del Arte I (Medieval).