Nació en Guadix, Granada, en la calle Mensafíes, junto a la antigua Iglesia de San Miguel, fue enviado a Córdoba para realizar estudios religiosos, tomando el hábito en el monasterio de Tábanos, bajo la disciplina del abad Martín.
El 13 de junio del 853 se presentó ante el cadí y, lleno de fe, le mostró la verdad del Evangelio. Tras esto fue encadenado y encarcelado en un calabozo, siendo condenado por Mohamed I a morir degollado y colgado a la orilla del río. Es uno de los denominados Mártires de Córdoba martirizados por el Califa en su intento de suprimir a toda persona significativa y calificada que pudiera enseñar para mantener en los demás la fe de Cristo.
Esta fue la manera de «evangelizar» de nuevo el califato, muy propia de los fundamentalismos de todas las épocas, y nada respetuosa con la libertad de las conciencias, ni con el respeto a la dignidad de las personas. Sus cenizas fueron arrojadas al río Guadalquivir.