Hoy se da por sentado que San Antonio fue ordenado sacerdote cuando estaba en el monasterio de Santa Cruz, por tanto, antes del otoño de 1220. En ese año, movidos por el ejemplo de los frailes franciscanos del cercano convento de San Antonio de los Olivares, en contraste con la riqueza y el confort de los Regentes y, sobre todo, por la inmolación en Marruecos, el 16 de enero de 1220, de los protomártires de la Orden Franciscana, cuyos restos mortales pasaron por Coímbra entre abril y agosto del mismo año, don Fernando Martíns cambió su nombre de bautismo por el de Fray Antonio, el rico y famoso monasterio de Santa Cruz por la pobre y humilde ermita de San Antonio de los Olivares, la vida sedentaria de un canónigo por la vida errante de un fraile mendicante y misionero.
Las Navas de Tolosa y el IV Concilio Latino
Esta reconversión tiene lugar a mediados de 1220. Antes de que acabe el año, nuestro hermano Antonio viaja a Marruecos. Pretende cumplir el sueño misionero que debió nacer
en su alma años antes. Sin duda había tenido noticia de la victoria sobre las fuerzas sarracenas en las Navas de Tolosa en 1212 y no habría ignorado el despertar misionero en el IV Concilio Latino de 1215. En el verano de 1216, cruzados de Colonia, Frisia y Flandes se encuentran en el puerto de Lisboa. Así, el paso por Coímbra de los restos mortales de los protomártires franciscanos sólo habría sido la circunstancia providencial
del cambio y de la vocación misionera
Misteriosos designios de Dios
Enfermó gravemente en el campo de misión y se vio obligado a regresar a casa a finales del invierno de 1221. Una tormenta, sin embargo, arrastró la embarcación hasta Sicilia y, en las afueras de Mesina, encontró cobijo en un convento de frailes menores que lo llevaron con ellos poco después al Capítulo General de Asís, celebrado el 23 de mayo de 1221. Ha pasado a la historia como el “Capítulo de las Esteras”, porque estaba abierto a todos los frailes y, por ello, había que improvisar alojamientos para dormir sobre esteras.
Durante este Capítulo de las
Esteras, fray Antonio conoció personalmente al fundador de la Orden, fray Francisco de Asís, pero los trabajos del Capítulo impidieron una relación más estrecha. Graciano, ministro provincial de la Romaña, en el norte de Italia, lo envió al convento de Monte Paolo, donde sólo había frailes laicos, para los que celebraría misa.
Quizá en la temporada de septiembre de 1222 fray Antonio asistió a las ordenaciones de frailes menores y frailes predicadores en Forli, y su tutor en Monte Paolo le pidió que se dirigiera a los ordenandos. No se podía excusar. Y esa fue la revelación: la luz de su santidad e inteligencia brillaría en casi toda Italia y en el sur de Francia.
De este modo, San Antonio de Lisboa puede considerarse, a título propio, el primer misionero portugués. El Seráfico Padre de los Frailes Menores fue inmediatamente informado de la revelación hecha en Forli por el humilde fraile portugués y le envió la siguiente nota:
“A fray Antonio, mi obispo,
fray Francisco saluda. Me
complace que enseñéis teología a
los frailes, siempre que tal estudio
no apague el espíritu de la
santa oración y devoción, como
se dice en la Regla. Adiós”
Profesor de Teología
Antes de asumir su misión de profesor, Antonio fue durante algún tiempo a Vercelli (1223- 1224 o 1224-1225), donde intercambió opiniones sobre teología mística con su amigo, el famoso abad Tomás Gallo. Algunos afirman que San Antonio escuchaba las conferencias de Tomás de Vercelli. Otros lo niegan, diciendo que no hay lugar ni tiempo en la biografía del santo para tal curso. Por esta razón, prefieren decir que San Antonio simplemente visitó a su amigo durante unos días e intercambió opiniones con él.
De hecho, nuestro Doctor Evangélico ejerció su cátedra primero en el convento de Santa María di Pugliola de Bolonia, donde fue llamado Pater Scientiae y Doctor Veritatis e inauguró una escuela de Teología (1223) para los frailes. El hecho tuvo repercusión en la Facultad de Teología de la Universidad de esta ciudad. En Tolosa y Montpellier sólo enseñó en el campus conventual de la Orden, no en sus universidades. _
(Extraido de la Coletanea de Estudos Antonianos,
Fr. Henrique Pinto Rema, OFM. Centro
de Estudos e Investigação de Sto. Antonio.
Pág. 33-36. Texto publicado en mayo de 1970.)