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Hablaba del templo de su cuerpo

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: 
- Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre. 
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora». 
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: 
- ¿Qué signos nos muestras para obrar así? 
Jesús contestó: 
- Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. 
Los judíos replicaron: 
- Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días? 
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

Comentario Papa Francisco

La liturgia de hoy evoca la Dedicación de la Basilica de Letrán, la catedral de Raoma, que la tradición define como madre de todas las Iglesias de la Urbe y del Orbe. El templo material, hecho de ladrillos, es signo de la Iglesia viva y operante en la historia, el “templo espiritual” del que Cristo es la piedra viva, rechazado por los hombres pero elegida y preciosa ante Dios” (1 P2, 4-8). El templo de Dios no es sólo el edificio hecho de ladrillos, sino su curpo, hecho de piedras vivas. Por la fuerza del Bautismo, todo cristiano forma parte del edificio espiritual, la Iglesia. Cada uno de nosotros esta llamado a ser coherente con el don de la fe y de avanzar por un camino de testimonio cristiano. Esto es un cristiano, no tanto por lo que dice, sino por lo que hace, por el modo como se comporta: testimoniar la fe con la caridad.