Terminaba el artículo del mes pasado con la siguiente idea: el ambiente que cada uno ha de proponerse en su familia debe apuntar a hacer la vida agradable con los que se convive. Y sugería unos objetivos para tratar de concretar esos deseos de ayudar, porque sin objetivos es difícil “aterrizar” y poner en marcha dicha ayuda.
Al ser los sentimientos un balance de nuestra situación –la experiencia consciente de cómo nos van las cosas en la relación con las personas con las que convivimos– se traduce
en estados de alegría-tristeza, satisfacción- insatisfacción, aceptación-rechazo, esperanza-desesperanza, seguridad- inseguridad, cariño-indiferencia, etc.
Por ello, es bueno examinar:
1.- Cómo es ese ambiente que se respira en mi casa.
2.- Cómo es la relación que hay entre: marido-mujer, madre-hijos, padre-hijos, hermanas-hermanos.
3.- Cómo son las expectativas de los deseos respecto a los demás: altas, exigentes, acordes a la edad y a las posibilidades, racionales, ilusorias…
4.- Cómo son las conversaciones: existentes-inexistentes, gratas-ingratas, torpes inteligentes…
5.- Cómo es la comprensión y empatía ante los problemas y dificultades que pueden tener los que conviven con nosotros. ¿Nos hacemos cargo o generamos tensión?…
Si la cercanía es el estilo de Dios ¿la tengo presente en mi casa porque contamos con Él y lo tenemos presente como uno más en la familia? ¿Es la cercanía el estilo de nuestro hogar?
Hemos de apuntar a que la cercanía se transforme en nuestra actitud porque tiene efectos que siempre son sorprendentemente positivos. Todos hemos pasado por pequeñas crisis,
por momentos en los que nos faltaba un poco de fe en nosotros mismos y, quizá entonces, tuvimos a alguien que –con su cercanía– creyó en nosotros y apostó por nosotros. Y esa apuesta nos transmitió confianza e hizo crecernos y superar aquella situación, dando un paso decisivo en el desarrollo de nuestra personalidad. Goethe escribió: “trata a un hombre tal como es, y seguirá siendo lo que es; trátalo como puede y debe ser, y se convertirá en lo que puede y debe ser”.