Si además, le añadimos la inmediatez que proporcionan las nuevas tecnologías, que permite afrontar multitud de tareas en tiempos extremadamente cortos, puede llevarnos a
perder de vista la importancia que tiene contar con momentos de reposo para encontrar un sentido claro a lo que hacemos en el día a día.
Sin reposo, es muy difícil capta lo esencial del conocimiento, de asimilar la belleza de una obra de arte o de empatizar con otras personas. Intentar educar a los hijos en un ambiente donde se ha abierto las ventanas a una constante marea de estímulos (Tv, Internet, móvil…) es una tarea para la que, difícilmente, estarían preparados Sócrates y Platón… entre otros. ¿Por qué? Porque la sobre estimulación tiende a anular (por desorden) nuestra capacidad de contemplación. Entorpece dicha capacidad porque recibimos tal alud de impresiones fragmentarias que nos dificulta que caigamos en la cuenta de lo que es importante y de lo que es accesorio. Por ello sugiero lo siguiente:
1. Acotar los horarios dedicados a la Tv, el móvil e Internet. Avisa al hijo, de que –por ejemplo– le quedan 5 minutos para desconectar con la Tv, el ordenador, etc… y cuando llegue la hora, recordarle que ha pasado el tiempo. En el caso de que no se dé por enterado, habrá que quitarle el móvil o apagarle la Tv o el ordenador sin levantar la voz, ni mostrarse enfadado.
2. Premiar siempre, con una frase positiva, los logros de los hijos. Está demostrado que hacer comentarios positivos cuando hacen las cosas bien, es una práctica que motiva a los hijos a repetir dichas acciones. Al principio se puede tener la sensación de que no se avanza y que el esfuerzo que hay que hacer –repitiendo cada día las mismas cosas– no sirve para nada. Esto no es cierto. La constancia es una virtud imprescindible en la educación y, por supuesto, hay que evitar entrar en el juego de las malas respuestas, de la humillación, del chantaje, de la amenaza o de la violencia verbal.
La relación que se establezca con cada hijo desde el principio es muy importante y por eso se requiere de tiempos de reposo.