Cuadro de dolor, de desolación, pero de mucha paz. Los colores son vivos e intensos, dominando grandes manchas que emergen de la oscuridad uniforme y nos captan la atención. Los colores dominantes, azul, rojo, carmín y blanco identifican a cada personaje. Gaspar de Crayer crea una luz focal que proviene del ángulo superior izquierdo y se dirige hacia el cuerpo inerte de Cristo, centro de la escena. Las pinceladas son irregulares, en unas zonas es fina y repasada, como en el torso de Cristo y en otras más suelta y gruesa. La profundidad que transmite mediante la contraposición de zonas iluminadas y sombreadas, como en el caso de la Magdalena que la sitúa a contraluz sobre el resplandeciente cuerpo de Cristo, nos da la sensación de estar nosotros, también, dentro del cuadro, junto a Jesús. Y en efecto, lo estamos.
Asistimos en nuestros días a la Pasión de la Iglesia, cuerpo místico de Cristo. No en vano el pontífice Pablo VI se refirió a un misterioso “proceso de autodemolición” advirtiendo que el humo de Satanás había penetrado dentro de la Iglesia… “Los cristianos hoy, en gran parte, se sienten perdidos, confundidos, perplejos y hasta desilusionados: fueron divulgadas pródigamente ideas que contrastan con la Verdad revelada y desde siempre enseñada; (…) sumergidos en el ´relativismo´ intelectual y moral y por consiguiente en el permisivismo, los cristianos son tentados por el ateísmo, por el agnosticismo, por el iluminismo vagamente moralista, por un cristianismo sociológico, sin dogmas definidos y sin moral objetiva”
También ahora, a veces, todo parece perdido. Sin embargo debemos tener confianza. En las sombras de la muerte, cuando todo parecía haber acabado, Cristo abría el Cielo a los justos del limbo mientras en la Tierra se reagrupaban ya los apóstoles en torno a María Santísima para dispersarse poco después y alcanzar los más recónditos confines del Mundo extendiendo la luz del Evangelio: nacía la Civilización Cristiana.
Aunque todas las fuerzas de la tierra puedan parecer estar puestas en manos de los enemigos de Dios, no debemos temer. A los pies de la Santísima Virgen, siempre se reagruparán, para nuevas victorias, los verdaderos seguidores de la Santa Iglesia de Cristo, con la certeza de que “las puertas del infierno no prevalecerán contra Ella”.
* (Pablo VI. Alocución
“Resístete fortes in fide”, del 29-VI-1972)
V I D A
Gaspar de Crayer (Amberes, 1584 – Gante, 1669) fue uno de los grandes pintores flamencos del siglo XVII junto a Rubens y Van Dyck. Instaló su taller en Bruselas y pintó por encargo para la nobleza y alta burguesía europea. También trabajó en la corte española del Gobernador en Flandes, el cardenal-infante Fernando, siendo su pintor preferido. El cuadro “La lamentación sobre cristo Muerto” posiblemente haya sido traido a Vitoria, para la capilla que poseían en la Catedral, por los hermanos Francisco y Martín de Galarreta, altos cargos y personas de confianza de Felipe IV, y que coincidieron en la corte española con el pintor.