Así que por esa ley el mal y daño en sus diversas variedades nos toma ya en la cuna, y nos deja en el sepulcro. Con el aborto esas personas en pequeño lo sufren antes de llegar a nacer.
Hay personas que le echan la culpa de todos los males que sufrimos a Dios, y si creen en Dios, creerán en el demonio, que engañando a Eva y Adán, les hizo usar mal de su libertad desobedeciendo. Y por ello perdieron todos los dones sobrenaturales que Dios les había dado como regalo, y pronunció contra ellos la sentencia de muerte, y lanzándolos fuera Paraíso, les ordenó ganar el pan con el sudor de su frente, entre innumerables trabajos y fatigas, penas y dolores. Así que por culpa del demonio entró el mal y la muerte en el mundo, y este malvado ser tiene la culpa de nuestros sufrimientos.
Todo esto es así de claro para los católicos, porque si hubo castigo también hubo promesa de redención y perdón y por ello lograr el Paraíso eterno que perdieron nuestros primeros padres. Tal vez para los no creyentes todo es incertidumbre y no hallan luz para el sufrimiento y la muerte. La Fe en Dios nos alumbra a los que nos acogemos a ella y nos fiamos en la Palabra de Dios, la Escritura y Tradición.