En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les dijo Jesús:
-"Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día."
Ellos se pusieron muy tristes.
Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron:
-"¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?"
Contestó:
-"Sí."
Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle:
-"¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?"
Contestó:
-"A los extraños."
Jesús le dijo:
-"Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti."
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Lo matarán, pero resucitará. Los hijos están exentos de impuestos
Lectura del santo evangelio según san Mateo 17,22-27
Evangelio del día — 08/08/2016