Conocerlo es capital porque facilita a los padres dónde pueden incidir para ayudar mejor en la mejora de sus hijas y sus hijos conforme van creciendo.
Los períodos sensitivos son lapsos de tiempo que predisponen a la persona a desarrollar y dominar una determinada acción. La ventaja que tiene este aprendizaje, si se lleva a cabo mientras se está atravesando el Período Sensitivo, es que cuesta poco porque el/la protagonista no necesita motivación externa para realizar dicho aprendizaje. La motivación surge del interior de la persona.
¿Qué es lo que el/la protagonista necesita? Tener un modelo externo en el que fijarse para poder imitarlo. Y como el ser humano tiene: un instinto guía que es saber imitar y ganas de repetir, el resultado es que el aprendizaje deja huella y establece redes neuronales desarrolladas que podrá utilizar cuando lo necesite.
¿Qué sucede si se deja pasar el tiempo de aparición de los Períodos Sensitivos? Que el aprendizaje se puede hacer más tarde, porque el ser humano tiene fuerza de voluntad, PERO costará más esfuerzo, más tiempo y no tendrá la desenvoltura que tendría si lo hubiera hecho en el momento adecuado.
A lo largo del libro, Fernando muestra una serie de aprendizajes en los que los padres pueden incidir durante el desarrollo evolutivo de las hijas y los hijos. Por ejemplo: aprender ritmo y música, entre los 0 y 4 años; aprender a andar, entre los 10 y los 15 meses; dominar el equilibrio, entre los 3 y los 5 años; aprender idiomas, entre los 10 meses y los 8 años; aprender a ordenar, entre los 10 meses y los 5 años; aprender a dejar las cosas, a partir de los 2 años; aprender a decir la verdad, entre los 3 años y los 8 años; aprender a obedecer entre los 4 y los 10 años, etc.
Es un libro, sin duda, práctico e ilustrativo porque muestra con ejemplos realizados por padres que asisten a cursos de formación y tienen la fuerza de la “puesta en marcha” y lo experimentado.