Es una verdad como un templo, que el matrimonio es hombre y mujer. Así es reconocido en todo el mundo creyente o no, blancos o negros. Otras uniones son eso: uniones, no matrimonio de verdad. En la Biblia, en el Génesis al principio de la creación se lee: “Por eso abandonará el varón a su padre y a su madre y se unirá con su mujer, formando ambos una sola carne”. Y más adelante se lee en el mismo libro: “viendo los hijos de Dios las hijas de los hombres que eran hermosas, tomaron para sí mujeres las que escogieron entre todas.” Y digo yo que gracias a esta unión de hombre y mujer, matrimonio de verdad, la humanidad ha crecido y se ha desarrollado en todo el mundo.
No hay futuro para la humanidad sin la familia constituida sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer. La unión de hombre con hombre o mujer con mujer es para la sociedad, para los Países, como una maceta sin flor. Esas uniones sólo les benefician, en parte, a ellos o a ellas. La unión de hombre y mujer produce el fruto, el hijo, al fecundar el espermatozoide en el óvulo, y tiene ya esperanza de vida en plenitud de su destino personal, porque la vida empieza siendo pequeña.