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Ni en Israel he encontrado tanta fe

Evangelio del día

En aquel tiempo, cuando terminó Jesús de hablar a la gente, entró en Cafarnaún. 
Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, para rogarle que fuera a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente: 
- Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la sinagoga. 
Jesús se fue con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle: 
- Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y le digo a uno: «ve», y va; al otro: «ven», y viene, y a mi criado: «haz esto», y lo hace. Al oír esto, Jesús se admiró de él, y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo: 
- Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe. 
Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.

Comentario del Papa Francisco

Dos actitudes del gobernante: debe ante todo amar a su pueblo (Tiene afecto a nuestra gente); debe ser también humilde como el centurión: era un hombre humilde y dijo al Señor: No te molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo. Y con humildad: Di una palabra y mi siervo quedará sano. –“Pero yo no tengo que ver, son ellos quienes gobiernan”. No; yo soy responsable de su gobierno y debo hacer lo mejor de mi parte para que ellos gobiernen bien, participando en la política como puedo. La política es una de las formas más altas de la caridad, porque es servir al bien común. Lo mejor que podemos ofrecer a los gobernantes es la  oración. Reza por él, reza por ella, para que pueda gobernar bien, para que ame a su pueblo, para que sea humilde. Un cristiano que no reza por los gobernantes no es un buen cristiano.