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No tienen necesidad de médico los sanos; misericordia quiero y no sacrificios

Evangelio de hoy

En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: 
- Sígueme. 
Él se levantó y lo siguió. 
Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. 
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: 
- ¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores? 
Jesús lo oyó y dijo: 
- No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa «misericordia quiero y no sacrificios»: que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.

Comentario del Papa Francisco

Él sana nuestras heridas, perdona nuestros pecados y nos llama, como a San Mateo (cf. Mc 2,14), para que seamos sus discípulos. Lo bendecimos por su amor, su misericordia y su compasión (17-1-2015). Mateo era un buen comerciante. Además, traicionaba a su patria porque les cobraba los impuestos a los judíos para pagárselos a los romanos. Esteba lleno de plata y cobraba los impuestos. Pasa Jesús, lo mira y le dice: “Ven, sígueme”. No lo podía creer. Jesús lo llama. Los que estaban con él dice: “¿A este, que es un traidor, un sinvergüenza?”. Y él se agarra al dinero y no lo quiere dejar. Pero la sorpresa de ser amado lo vence y sigue a Jesús.