Algo semejante se lee también en Isaías: He aquí que el dominador, Yahveh de los ejércitos, quebrará el cántaro con terror, y los de estatura agigantada serán desjarretados, y los sublimes serán abatidos. La espesura del bosque será cortada a hierro, y caerá el Líbano con sus altos cedros. Veamos lo que significan en sentido moral estas cuatro cosas: Gedeón, la lámpara, la trompeta y el ánfora.
Gedeón quiere decir el que da vueltas en el útero, y significa el penitente, que antes de acercarse a confesar debe dar vueltas en el útero de la propia conciencia, en la cual es concebido y gestado el hijo de la vida o de la muerte. Qué edad tiene; cuántos años podría tener cuando por primera vez pecó mortalmente; luego, cuáles y cuántas veces cometió pecados mortales; cuántas y cuáles fueron las personas con quienes pecó; dónde y cuándo; si en privado o en privado o en público, si espontáneamente o por fuerza, si por tentación inesperada o procurada, que sería peor, si ya ha confesado todo esto, cuántas veces ha vuelto después a caer en lo mismo, y porque entonces ha sido más y más ingrato a la gracia de Dios; si ha despreciado la confesión, y cuánto tiempo ha permanecido en pecado sin confesarse; y si recibió el Cuerpo del Señor en estado de pecado mortal.
…El penitente, diligente explorador, una vez que haya recorrido este circuito, encenderá inmediatamente la lámpara que arde y da luz, que es figura de la contrición, la cual, por lo mismo que arde, también ilumina. Por eso se dice en Isaías: La luz de Israel se convertirá en fuego, y su Santo en llama, para quemar y devorar en un solo día sus cardos y sus espinas. Y la hermosura de su bosque y de su Carmelo quedará del todo destruida, en cuerpo y alma. Eso es lo que hace la verdadera contrición. Cuando el corazón del pecador se inflama con la gracia del Espíritu Santo, arde por el dolor, ilumina por el conocimiento de sí mismo, y entonces devora los espinos, o sea, la conciencia espinosa, o sea, que remuerde, y los abrojos, o sea, el estímulo de la lujuria, porque se le devuelve la paz interior y exterior. Y la hermosura del bosque, o sea, de la pompa mundana, y del Carmelo, que quiere decir blando, o sea, de la lascivia de la carne, se consuma en cuerpo y alma, porque toda la suciedad que hay en los dos se consume por entero con el fuego de la contrición.
El momento apropiado
…Pero aquí está el tiempo de Cuaresma, establecido por la Iglesia para pagar por los pecados y salvar las almas, en el cual está preparada la gracia de la contrición, que ahora espiritualmente está a la puerta y llama. Si quieres abrirle y recibirla, cenará contigo y tú con ella. Entonces comenzarás a tocar admirablemente la trompeta, que es la confesión del pecado contrito.
…Fíjate aquí en la manera de confesarse. Al principio de la confesión debe comenzar acusándose a sí mismo, declarando cómo pasó de la sugestión al deleite, del deleite al consentimiento, del consentimiento a la palabra, de la palabra al hecho, del hecho a la asiduidad, de la asiduidad al hábito. Ante todo, comience por la lujuria con todos sus modos y circunstancias, conforme a naturaleza o contra naturaleza. Siga luego por la avaricia, usura, hurto, rapiña y todo lo mal adquirido, a cuya restitución está obligado, si tiene medios. Pero si es clérigo, comience por la simonía; y se recibió órdenes estando excomulgado o ejerció las que tenía o las recibió por salto. Por último, según les parezca al que se confiesa y al confesor, podrá confesar las otras cosas.
Hecha la confesión, debe ser impuesta la satisfacción, simbolizada en el hecho de quebrar el cántaro o el botijo. Se quiebra el cántaro, se mortifica el cuerpo, Madián, que quiere decir lo relativo al juicio, o iniquidad, es decir, el diablo, ya condenado respecto al juicio de Dios, es vencida y su iniquidad aniquilada. Esto es lo que dice Isaías: Los de agigantada estatura, es decir, los demonios, serán desjarretados, y los sublimes, es decir, los soberbios, serán abatidos. La espesura del bosque, es decir, la abundancia de bienes temporales, será cortada a hierro, el hierro del temor de Dios. Y caerá el Líbano, es decir, el esplendor de la pompa mundana, con sus altos cedros, es decir, con sus bromas y chanzas y apariencias.
Téngase en cuenta que la satisfacción consiste en tres cosas: respecto a Dios, oración; para con el prójimo, limosna, y para consigo mismo, ayuno, para que la carne, que alegremente llevó a la culpa, ahora, mortificada, lleve al perdón. Dígnese concedérnoslo Él, que es bendito por los siglos. Amén.