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El Surco

El Surco

El terreno pedregoso ha cedido ante la fuerza ciega e inexorable de estos robustos bueyes conducidos por el hombre. Como limpia pluma que escribe sobre papel, el primitivo arado ha marcado con su acero una línea perfecta. El hombre la contempla con legítimo orgullo. Es el fruto de su trabajo. De un trabajo bien hecho.

Viste un chaleco marrón, sobre un blusón blanco, remangado, pantalón de pana también remangado y zuecos. Ropa sencilla, adecuada para las labores rudas del campo, pero al mismo tiempo muy digna. En la cabeza, un simpático sombrero de ala ancha.

La aceptación serena de su propia condición guían su alma recta. Lo vemos en su mirada clara, en su gesto, en la firmeza de su pulso sujetando con una mano la mancera del arado y la natural elegancia con la que mantiene esa larga vara en la otra.

Como todo agricultor, su pensamiento está puesto en el cielo. “Ara, siembra, escarda y espera, que Dios velará por tu sementera”, dice el refrán. Y eso le recuerda que está en la tierra para ganarse el Cielo.

VIDA

2011-02-02_edouard_debat_ponsanÉDOUARD DEBAT-PONSAN nació el 25 de abril de 1847 en Toulouse en el seno de una familia de  músicos. A los 14 años ingresa en la Escuela de Bellas Artes de Toulouse y 5 años más tarde obtiene el segundo premio de pintura.

Alumno del pintor Alexandre Cabanel, prosigue su formación en la Escuela de Bellas artes de París, exponiendo por primera vez en el Salón de 1870, con 23 años.

Su partidismo en el controvertido caso Dreyfus le hace perder gran parte de su clientela. Pintor de historia, de escenas de género, retratista y paisajista. Se hizo célebre por sus retratos de personajes importantes y por las escenas de la vida del campo, inspiración que encontraba en su región natal, donde acudía cada verano. Padre del gran arquitecto Jacques Debat Ponsan, y abuelo de Michel Debré, primer ministro del general de Gaulle. Murió en París, en 1913, a los 65 años.