Usted está aquí

La bendición de los campos de trigo en Artois

La bendición de los campos de trigo en Artois

Por el camino que serpentea perdiéndose entre los trigales, avanzan los estandartes de las cofradías que abren la procesión. Les siguen varios grupos de mujeres, que portan en

unas pequeñas parihuelas adornadas con arcos de flores la imagen del patrono y la de la Virgen. Unas van de negro, enviudadas recientemente quizá, y otras muy jóvenes, completamente de blanco, que probablemente harán ese año la comunión.

Los cánticos de los diáconos y sacristanes y el olor del incienso anuncian la llegada de la custodia. Los monaguillos la escoltan con sus cirios en alto y cuatro niñas vestidas

de blanco y con guirnaldas en la cabeza, riegan con pétalos de flores el camino. El sacerdote, revestido con una rica casulla, bendice los campos con el Santísimo.

El Alcalde y los miembros del Concejo, portan un grueso cirio en la mano, y se van turnando los varales del palio. Justo detrás, el alguacil rinde honores con el sable desenvainado, al tiempo que mantiene la distancia y el orden de la procesión extendiendo su brazo izquierdo hacia atrás.

Contemplando la escena, como nosotros, en un recodo del camino algunos campesinos se arrodillan e inclinan sus cabezas con devoción al paso del Santísimo.

A media distancia, sobre los campos, unos pájaros revolotean alegres. En la lejanía, la robusta torre de la iglesia se dibuja en el brillante azul del cielo para proclamar sobre ese mar dorado de trigales la armonía cristiana que reina en el pueblo.

Vida

JULES BRETON (1827-1906) nació en Courrières, un pequeño pueblo del departamento francés de Pas-de-Calais. Se educó en el respeto a la tradición y las costumbres de su tierra. A los quince años conoció al pintor Félix Vigne, que impresionado por su joven talento convenció a su familia para que le dejaran irse a Gante a estudiar en la Academia de Bellas Artes, en donde él era profesor.

Dieciséis años después se casaría con su hija Elodie, convirtiéndola en uno de sus modelos favoritos.   

En 1857 presentó en el Salón de París este enorme cuadro, una de las muchas y venerables ceremonias cristianas que había presenciado cerca de su ciudad natal. Sus trabajos le consagraron como el pintor de la vida rural, reflejando un mundo poético y romántico, cargado de tradición.