Al pasar el prefecto Daciano por Zaragoza mandó que detuviesen al obispo y a su diácono, Valero y Vicente, que fueron trasladados a Valencia, para ser sometido a torturas en el potro, desgarrando su cuerpo; al ver que no conseguía nada, Daciano le ofreció su perdón si le entregaba los libros sagrados que poseía; tras negarse, continuó sufriendo “entre las llamas”, posteriormente lo introdujeron en un calabozo. Por su amabilidad, su carcelero terminó convirtiéndose y fue capaz de comenzar con su confesión a Cristo.
Daciano ordenó que se curara a Vicente para poder torturarle de nuevo; Vicente terminó ascendiendo a los cielos en enero del año 304. Al ser informado Daciano, ordenó que cortasen su cuerpo y lo arrojasen al mar, pero las olas lo devolvieron a tierra para mostrar al pueblo la importancia del sacrificio de San Vicente ascendiendo junto a nuestro Señor. San Vicente es Patrono de Valencia.