Manuel Domingo y Sol sabía que la vitalidad de la Iglesia debía pasar por una formación de los futuros sacerdotes, por quienes consagró su vida y su Instituto sacerdotal.
En 1892 fundó el colegio-seminario “San José” de Roma, a lo largo de estos 115 años contribuyó renovando el clero español, “Mucho clero y bueno” una de sus frases favoritas. Los principios de su vocación fueron cuatro: La selección, el clima formativo familiar, la fraternidad universal con una vida espiritual.
La devoción y culto al Sagrado Corazón de Jesús y la devoción a la Virgen María eran los pilares para una formación espiritual de los futuros sacerdotes.
La familia debe ser como una iglesia doméstica para estar dispuesta a no escatimar ni disuadir si alguno de sus miembros se siente con una gran devoción.
Como nos dijo nuestro Señor: “Rogad al dueño de la mies que mande operarios a su mies”. Falleció el 25 de Enero de 1909 y beatificado por Juan Pablo II el 29 de marzo de 1987.