Etiopía es un bello lugar por el que han pasado muchos siglos de historia, en sus tierras se encuentra el lago Tana, el Nilo Azul y la depresión del Rif, uno de los lugares en los que comenzó la historia de la Humanidad.
Época de buenas relaciones
Hubo un tiempo, a finales del siglo XV, incluso antes, en el que los Papas de Roma escribían cartas a los rectores de la Iglesia etíope. Cuenta una tradición que en el siglo XII, hacia el año 1175, el Papa Alejandro III, envió un mensaje al Preste Juan, a su capital, Axum, y aunque, parece que nadie respondió al mensaje, durante mucho tiempo, la cristiandad anduvo a la búsqueda de ese maravilloso personaje, rector político y religioso de un rico reino cristiano que, a pesar de los múltiples embates que recibía de los pueblos musulmanes que le rodeaban, nunca permitió que nadie le derrotara. La búsqueda continuó hasta que, a finales del siglo XV, los marinos portugueses arribaron a las costas de Abisinia con la idea de entrevistarse con el rey del Imperio, pero para ese momento, la corte ya se hallaba en Gondar.
Durante un tiempo las relaciones entre europeos y abisinios fueron buenas; como recuerdo, aún permanecen los castillos que se edificaron en aquellas épocas.
Los siglos pasaron y con los siglos las bellas tradiciones quedaron arrumbadas y cubiertas de polvo en las viejas bibliotecas, hoy en día nadie recuerda la tradición del Preste Juan, pero los etíopes siguen manteniendo su fe en Cristo, son maravillosas sus cruces, en la Virgen María y en la huida a Egipto, episodio éste muy reproducido en sus iglesias.
El Arca de la Alianza
Hace unos meses, una noticia más alegre saltaba a las páginas de los periódicos, “la máxima autoridad eclesiástica de Etiopía invitaba al Papa, Benedicto XVI, a su patria, a visitar el Arca de la Alianza”. Con la noticia se ponía de manifiesto otra de las antiguas tradiciones de la Iglesia de Etiopía, según manifiestan, desde que su rey Menelik robara el Arca en Jerusalén, ésta, permanece en Axum.
Otras historias como la de San Lalibela, el rey constructor de iglesias, o el descubrimiento de una tumba atribuida a uno de los reyes magos, invitaban al viaje y a bucear en las muchas incógnitas que el lugar planteaba. Finalmente, no pude resistirme y el viaje se hizo realidad.
Acababa el pasado mes de Junio cuando partí hacia Etiopía con la intención de investigar algunas de sus tradiciones, contemplar sus bellas iglesias lacustres y conocer una realidad que se me antojaba sorprendente. Deseaba compartir los caminos que conducen a la iglesia de la Virgen María de Axum y asistir a alguna de sus innumerables fiestas religiosas.
Cuando se habla del cristianismo de Abisinia, actualmente Etiopía, poca gente sabe que en el siglo III de nuestra era, cuando Europa se estaba cristianizando, la iglesia copta de Abisinia ya se había impuesto a las corrientes animistas tradicionales y a la religión judía, que se practicaba en el norte del país desde tiempos inmemoriales.
En aquellos tiempos, sus reyes eran cristianos coptos, y su Iglesia dependía del Patriarca de Alejandría, cuando esta ciudad, en compañía de Roma, Antioquía, Constantinopla y Cartago, eran los centros más importantes del cristianismo.
Desde entonces los etíopes siguen siendo cristianos; durante mucho tiempo resistieron los embates de sus vecinos los reinos musulmanes y aún con sus peculiaridades, abandonaron la Iglesia copta para hacerse ortodoxos.