Recordemos que la construcción de la personalidad, solamente se lleva a cabo a partir de la verdad de lo que somos. Por eso, es capital conocerse y aceptarse como se es para, a partir de ahí, comenzar a construir.
Me preguntaban en una entrevista ¿qué hacer para ayudar a que los hijos mejoren su carácter y construyan una personalidad sana?
La mejor forma de ayudar viene siempre a través de la disponibilidad para escuchar, para acoger, para alentar. Tres verbos que proporcionan un “estilo educativo” que facilita la labor de los hijos en la construcción de su carácter y de su personalidad. Pero para que ese estilo educativo tenga vida, tiene que haber un “cuando” y ese “cuando” se hace visible si los padres se proponen como meta dedicar todas las semanas un rato para escuchar a cada hija, a cada hijo. En esas conversaciones aflorarán sus sentimientos, sus ilusiones, sus miedos e inseguridades… y serán esos momentos los que mejor les sirvan para conocerse y aceptarse. Pasado el tiempo, esos ratos se recordarán como las grandes ocasiones donde a uno se le ha escuchado y alentado, ayudado a rectificar y a proponerse metas, a sonreír y a superarse. Donde, en definitiva, se ha sentido querido…, siendo el cariño el gran motor que posibilita la construcción y la madurez de la personalidad en positivo.
Pero es muy importante fijar el “cuando” porque sin él difícilmente se brindará la oportunidad. Puede ser a la hora de acostarse o paseando el sábado mientras el resto de la familia se queda en casa o sentados tranquilamente en la sala de estar o en una habitación… Lo importante es concretar el “cuando” porque así, cada hija, cada hijo, disfrutará de una exclusividad que le ayudará a madurar y a desarrollarse como persona.