Según la tradición, San Mauricio era un oficial romano, comandante de
Este grupo militar se llamaba así porque todos sus integrantes habían sido reclutados en la egipcia Tebas, y tenía la característica de que todos ellos eran cristianos.
Las maniobras castrenses del Imperio habían acantonado a
San Mauricio recibió eventualmente la orden que provenía directamente de Maximiano, el emperador corregente, de perseguir y matar cristianos.
Hablando a nombre de todos sus soldados, San Mauricio se negó terminantemente a asesinar a sus hermanos en la fe; de igual modo, ninguno de los integrantes de
El desacato provocó la ira de Maximiano, quien ordenó, como escarmiento y para atemorizar a los soldados, que la legión fuera diezmada, lo que significa que a uno de cada diez lo pasaban por las armas.
La táctica no tuvo éxito, pues ningún tebano obedeció. Los romanos repitieron la operación tantas veces, que al final no les quedó ningún cristiano para seguir martirizando.
San Mauricio, junto con los otros jefes de
El culto de San Mauricio proliferó en toda
San Mauricio nos enseña la importancia de tener clairdad en la preferencia de nuestros valores.