En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos:
- «Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres».
Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro que no cogían el sentido.
Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.
Comentario Papa Francisco
En el momento de triunfo, Jesús anuncia en cierto modo su Pasión. Los dicípulos no comprendieron estas palabras; seguían siendo para ellos tan misteriosas que no captaban el sentido. Y no pidieron explicaciones. El Evangelio dice: tenían miedo de interrogarle sobre esto. Mejor no hablar de ello. Mejor no comprender la verdad. Tenían miedo a la cruz. En verdad, también Jesús le tenía miedo; pero Él no podia engañarse. La cruz nos da miedo. Esto es también lo que sucede cuando nos comprometemos en el testimonio del Evangelio, en el seguimiento de Jesús. Cada uno de nosotros puede tal vez pensar: ¿a mí me sucedera? ¿Cómo será mi cruz? No lo sabemos, pero estará y debemos pedir la gracia de no huir de la cruz cuando legue. Cierto, nos da miedo, pero el seguimiento de Jesús acaba precisamente ahí.