En aquel tiempo, los discípulos se pusieron a discutir quién era el más importante.
Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo:
- El que acoge a este niño en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, acoge al que me ha enviado.
El más pequeño de vosotros es el más importante.
Juan tomó la palabra y dijo:
- Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y, como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir.
Jesús le respondió:
- No se lo impidáis: el que no está contra vosotros, está a favor vuestro.
Comentario Papa Francisco
“Padre Santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros” (Jn 17,11). Esta unidad era ya amenazada cuando Jesús estaba aún entre los suyos: en el Evangelio, en efecto, se recuerda que los apóstoles discutían entre ellos sobre quién era el más grande, el más importante (cf. Lc 9,46). El Señor, sin embargo, insistió mucho en la unidad en el nombre del Padre, haciéndonos entender que nuestro anuncio y nuestro testimonio serán tanto más creible cuando más nosotros primero seamos capaces de vivir en comunión y amarnos.