En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- He venido a prender fuego en el mundo: ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla!
¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división.
En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.
Comentario Papa Francisco
Jesús dice a los discípulos: “¿Pensaísque he venido a traer paz a la tarde? No, sino división”. ¿Qué significa esto? Significa que la fe no es una cosa decorativa, ornamental; vivir la fe no es decorar la vida con un poco de religión, como si fuese un pastel que se lo decora con nata. No, la fe no es esto. La fe comparta elegir a Dios como criterio-base de la vida, y Dios no es vacio, Dios no es neutro, Dios es siempre positivo, Dios es amor. No es que Jesús quiera dividir a los hombres entre sí, al contrario: Jesús es nuestra paz, nuestra reconciliación. Jesús no trae neutralidad, esta paz no es una componenda a cualquier precio. Seguir a Jesús comparta renunciar al mal, al egiísmo y elegir el bien, la verdad, la justicia, incluso cuando esto requiere sacrificio y renuncia a los propios intereses. Y esto sí, divide. Jesús es “signo de contradicción”.