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Vendrán de Oriente y Occidente, y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios

En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. 
Uno le preguntó: 
- Señor, ¿serán pocos los que se salven? 
Jesús les dijo: 
- Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo. «Señor, ábrenos» y él os replicará: «No sé quiénes sois». Entonces comenzaréis a decir: «Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas». Pero él os replicará: «No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados». 
Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de Oriente y Occidente, del Norte y del Sur, y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios. 
Mirad: hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos.

Comentario Papa Francisco

El evangelio de hoy nos invita a reflexionar acerca del tema de la salvación. Jesús está subiendo desde Galilea hacia la ciudad de Jerusalén y en el camino -relata el evangelista Lucas- alguien se le acerca y le pregunta “Señor, ¿son pocos los que se salvan?” (13,23). Jesús responde diciendo: “Esforzaos en entrar por la puerta estrecha”. La imagen de la puerta se repite varias veces en el Evangelio y se refiere a la de la casa, del hogar doméstico, donde encontramos seguridad, amor, calor. Jesús nos dice que existe una puerta que nos hace entrar en la familia de Dios, en el calor de la casa de Dios, de la comunión con Él. Esta puerta es Jesús (cf.Jn 10,9). Él es la puerta. Él es el paso hacía la salvación. Él conduce al Padre.