¿Por qué san Antonio es representado con el Niño Jesús en sus brazos? El Niño Jesús, es la síntesis de todos los símbolos: es el Pan de la vida (Jn 6, 35); la Palabra que se hizo carne (Jn 1, 14); el Lirio de los valles (Ct 2, 1); el río de Fuego que mana del Altísimo (cf Dn 7, 10).
Jesús es el centro de la vida de san Antonio; dice en uno de sus "Sermones: "... se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: 'La paz a vosotros'. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor" (Jn 20, 19-20). (...)
'Se presentó Jesús en medio de ellos'. El centro es el puesto que corresponde a Jesús: en el cielo, en el seno de la Virgen, en el pesebre y en el patíbulo de la cruz". (Octava de Pascua).
‘Bendito el fruto de tu vientre’ (Lc 1, 42) "Este fruto detenta el primado en dulzura, pero lo detenta también en todos los otros grados, porque fue dulce en el vientre, dulce en el pesebre, dulce en el templo, dulce en Egipto, dulce en el bautismo, dulce en el desierto, dulce en la palabra, dulce en el milagro, dulce sobre la silla del borrico, dulce en la flagelación, dulce en la cruz, dulce en el sepulcro, dulce en los infiernos y dulce será en la gloria del cielo.
Oh, dulce Jesús, ¿qué cosa es más dulce que tú? Dulce es tu recuerdo más que la miel y todas las otras dulzuras. Tu nombre es dulzura, nombre de salvación. ¿Qué significa Jesús sino Salvador? (Purificación de la Virgen II)”.
La noche de Navidad
San Antonio, discípulo de san Francisco, es un amante de la Humanidad de Jesucristo. Sabemos que fue san Francisco el primero en representar un belén, en Greccio, la noche de Navidad de 1224, para poder ver con sus ojos cuánto hizo y padeció por nosotros, Jesús, en su Encarnación y, uno de los presentes "vio en el pesebre reclinado un párvulo sin vida, y Francisco, acercársele y despertarlo de aquella especie de sueño profundo" (FF 470).
Tuvo también san Antonio su "belén", no en Greccio como san Francisco, sino en Camposampiero, el eremitorio donde pasó los últimos días de su vida. Una antigua tradición recogida en el "LiberMiraculorum" (22) cuenta un episodio tradicionalmente situado en Camposampiero, propiedad del conde Tiso, amigo del Santo. Una tarde, después de la cena, ya oscuro, paseando por su propiedad, vio una gran luz que salía de la celda de san Antonio. Mientras espía por una rendija de la ventanuca, ve aparecer entre los brazos del Santo un Niñito de belleza extraordinaria. El vidente en éxtasis y el Niño intercambian gestos de gran ternura y familiaridad. El conde benefactor de los frailes fue premiado por su generosidad pudiendo gozar de la visión. No dijo nada hasta después de la muerte del Santo, declarándolo con juramento.
De los testimonios y biografías antiguas sabemos que san Antonio tuvo gran familiaridad con lo sobrenatural. El Niño que se hace presente, el Verbo que se hizo carne en el seno purísimo de la Virgen María, quiere en cierto modo, "agradecer" toda la fatiga apostólica de Antonio, toda su entrega y dedicación a la Palabra de Dios para que se encarnara, se hiciera vida en las personas que encontró a lo largo de su peregrinar sobre esta tierra.
Pocos días después ese mismo Jesús, viene al encuentro de Antonio, el 13 de junio de 1231, en el conventico de la Arcella, a las puertas de Padua. En efecto, dicen los testigos presentes que murió diciendo: ¡Veo a mi Señor!