Usted está aquí

Se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias

Evangelio del día

 

Lectura 1           

Oíd, reyes, para que aprendáis sabiduría 
Lectura del libro de la Sabiduría 6,2-12 

Oíd, reyes, y entended. 
Aprended, soberanos de los confines de la tierra. 
Estad atentos los que gobernáis multitudes 
y estáis orgullosos de la muchedumbre de vuestros pueblos. 
Porque del Señor habéis recibido el poder, 
del Altísimo la soberanía; 
él examinará vuestras obras 
y sondeará vuestras intenciones. 
Si, como ministros que sois de su reino, 
no habéis gobernado rectamente, 
ni guardado la ley, 
ni caminado siguiendo la voluntad de Dios, 
terrible y repentino caerá sobre vosotros. 
Porque un juicio implacable espera a los que mandan; 
al pequeño, por piedad, se le perdona, 
pero los poderosos serán poderosamente castigados. 
Que el Señor de todos ante nadie retrocede, 
no hay grandeza que se le imponga; 
al pequeño como al grande él mismo los hizo 
y de todos tiene igual cuidado, 
pero un examen severo espera a los que están en el poder. 
A vosotros, pues, soberanos, se dirigen mis palabras 
para que aprendáis sabiduría y no caigáis; 
porque los que guardaren santamente las cosas santas, 
serán reconocidos santos, 
y los que se dejaren instruir en ellas, 
encontrarán defensa. 
Desead, pues, mis palabras; 
ansiadlas, que ellas os instruirán.

Salmo

Sal 81, 3-4. 6-7 
R. Levántate, oh Dios, y juzga la tierra. 

Proteged al desvalido y al huérfano, 
haced justicia al humilde y al necesitado, 
defended al pobre y al indigente, 
sacándolos de las manos del culpable. 

Yo declaro: «Aunque seáis dioses 
e hijos del Altísimo todos, 
moriréis como cualquier hombre, 
caeréis, príncipes, como uno de tantos».

Evangelio

Se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias 
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 17,11-19 

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: 
- Jesús, maestro, ten compasión de nosotros. 
Al verlos, les dijo: 
- Id a presentaros a los sacerdotes. 
Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. 
Éste era un samaritano. 
Jesús tomó la palabra y dijo: 
- ¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios? 
Y le dijo: 
- Levántate, vete; tu fe te ha salvado.

Comentario del Papa Francisco

Una anciana me decía en Buenos Aires: “La gratitud es una flor que crece en tierra noble”. Es necesaria la nobleza del alma para que crezca esta flor. ¿Recordáis el Evangelio de Lucas? (Lc 17, 11-19). Jesús cura a diez enfermos de lepra y solo uno regresa a dar gracias a Jesús. Y el Señor dice: “Y los otros nueve, ¿dónde están?”. Esto es válido también para nosotros: ¿sabemos agradecer? En vuestra relación es importante tener viva la conciencia de que la otra persona es un don de Dios, y a los dones de Dios se dice ¡gracias!, siempre se da gracias.