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El Puente de las Artes con viento

El Puente de las Artes con viento. Jean Béraud (1880)

Estamos en París, a orillas del Sena. Peatones de diferentes condiciones cruzan la pasarela que conecta el Louvre con el quai (muelle) de Conti. En el fondo, a la derecha, se encuentra la cúpula del Instituto de Francia bajo la cual se reúnen los Académicos.

Sopla el viento y varios caballeros de semblante respetable, vestidos con levita, se ven obligados a sujetar su sombrero de copa con una mano. Bajo el brazo de uno de ellos asoman un par de libros. Hacia nosotros, una elegante señorita, recogiéndose un poco el vestido, baja los escalones. Un ramillete de flores adorna su figura. Al cuello, un delicado fular de color blanco vuela ligero con el aire fresco. En la otra mano, su bolso y el indispensable paraguas en París.

En dirección opuesta, junto a la barandilla central, un despreocupado señor sube los escalones con su caña de pescar al hombro. Las manos en los bolsillos del chaquetón y una gorra en la cabeza. Se le adivina un bigote en punta, muy al estilo de la época. Un poco más atrás, entrando en la escena, vemos a una mujer de condición humilde, protegida con su pañuelo en la cabeza, que lleva una cesta de mimbre. Quizá se dirige al siempre bien surtido mercado de Saint-Germain. Al fondo, apoyado en la baranda de hierro, un joven contempla las agitadas aguas que trae esos días de viento el Sena.

Jean Béraud, pintor de la vida parisina, nos presenta una escena cotidiana, sencilla, natural. Sin embargo, llama la atención la destacada dignidad de todos los personajes, y su marcada personalidad. La moda era más agradable a la vista y las particularidades de las diversas clases sociales formaba una paleta de colores, llena de vida. Era un mundo, en gran medida, aún muy orgánico, incapaz de imaginar el frenesí de nuestros días, y basado en valores como la tradición, la familia y las buenas maneras.

VIDA

Jean Béraud (1849-1935) nació en San Petersburgo, cuando su padre, que era escultor, trabajaba en la obra de la catedral de San Isaac. Fue alumno de Léon Bonnat en la Escuela de Bellas Artes de París. En 1876, conoce el éxito con su pintura “La vuelta del Entierro”, y se convierte en uno de los principales pintores de la vida parisina. Pinta con nitidez, y a veces con ironía, el acomodado ambiente de la burguesía, los pequeños oficios, los cafés, las escenas de la vida cotidiana. Autor de alrededor de 200 retratos, es uno de los fundadores de la Sociedad Nacional de Bellas Artes, con Rodin, Meissonnier y Chavannes. Falleció en su domicilio de París y su tumba se encuentra en el cementerio de Montmartre.