Y por eso lo aclara al principio en aquel trocito que los curas, viejos hoy, todos los días como final de la Misa.
El verbo es Dios; y brinda el autor una lista de atributos divinos. Y después de todo eso, minucioso y claro, dice que se hizo carne, que habitó entre nosotros y que mis manos lo han tirado y mis ojos lo han visto. ¿Alguien da más?
La palabra conocimiento, es la palabra “génesis”. Y de ahí nos viene lo que el Papa Francisco señala como una causa importante de esta “Mundanización” que sigue vigente dentro de la Iglesia. ¿Cómo es eso? Recuerdo cómo describía esta desviación, el “citado” “colega” De Lubac” ya en 1986 en su Diálogo sobre el Vaticano II).
Me pareció luminoso: “Torcer el sentido profundo de la Revelación cristiana hacia un conocimiento secreto, que se presenta como sublime, integral reservado a una élite, la única capaz de interpretar la significación oculta del Evangelio”.
Ahí está la raíz: como Dios esta tan lejos, hay que subir escaleras para alcanzarlo. Y como es inalcanzable nos construimos un último escalón. Y éste es, un tal Jesús, atractivo, cercano, con los pobres, frente al poder constituido; una maravilla de Señor que nos acerca a Dios que (según un teólogo protestante) es el “Absolutamente otro” ¿Lo dicen en serio? Porque lo hizo, en su modestia, no entiende eso de que Dios es “absolutamente otro”, teniendo a un hombre histórico, bien analizado (Belén, Nazaret, Jerusalén, Betanea… y más de por ahí, no pateó al hombre que, como todo hijo de vecino se estuvo antes, nueve meses en el vientre de una mujer; ¡Ah!, pero es Dios, no Tan “o Ton” como dicen. Y ahí sitúa Francisco una raíz de la Mundaciración…