Siendo joven padeció unos fuertes dolores de cabeza. Un día leyó las Reglas de San Benito y se dio cuenta de que él estaba muy lejos de la santidad, entonces pidió ser admitido como monje en un convento benedictino. El año 910 fue fundado el Monasterio benedictino de Cluny, Francia. El fundador le llevó como su ayudante y tras su muerte quedó Odón como Superior del monasterio.
Odón se dedicaba más al estudio que a la oración, pero en una visión contempló que su alma era como un vaso muy hermoso pero lleno de serpientes. Fue así como comprendió que si no se dedicaba a la oración y a la meditación no sería agradable a Dios, y entonces se entregó a la oración y a la reflexión. Odón insistía en que se rezara con gran fervor los salmos y que se observara un gran silencio en el monasterio. Así fue formando a los monjes para lograr fundar otros 15 monasterios más. Murió el 19 de noviembre del año 942.