19 DE FEBRERO - Nació en Roma, tenía un carácter dulce y honesto. Para asegurarle un puesto en los cargos públicos, su padre quiso que contrajera un matrimonio ventajoso, pero el santo tenía otros propósitos, pensando en hacerse cristiano, huyó de la ciudad y se embarcó en secreto hacia la isla de Chipre.
Allí fue donde encontró a Juan Marcos, pariente de San Bernabé quien lo bautizó, confirmó y le instruyó sobre como predicar para luego ordenarlo sacerdote y obispo. Juan Marco le confió la misión de predicar en la ciudad de Soles, donde fue acogido favorablemente por un sacerdote.
El Apóstol Pablo supo por Juan Marcos los progresos que hacía la fe en Chipre y le confió a Heracles el poder de instituir más al obispo y de construir una nueva Iglesia. Auxibio empezó a predicar la fe en pleno día y tras la construcción y consagración de la nueva Iglesia, comenzó su obra de apostolado a la vista de todos.
La gracia de Dios lo sostuvo y los milagros corroboraron su predicación de modo que llegó a formar en Soles una comunidad cristiana floreciente. Tras su episcopado de 50 años, Auxibio sintió que se aproximaba su fin y reunió a su clero y los exhortó a permanecer firmes en la fe.