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La encíclica “Rerum novarum” de León XIII (1891)

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Incluso desde un punto de vista doctrinal, en la encíclica Quanta cura de 1864 ya apuntaba las funestas consecuencias del sistema liberal en el plano económico-social, pues una sociedad apartada de la religión y de la verdadera justicia sólo podría conducir a “amasar, acumular riquezas, o, en todos sus actos, no tendrá otra ley que el indomable deseo de satisfacer sus pasiones”.

En 1891, León XIII promulgó la encíclica Rerum novarum, el primer gran documento social pontificio, que abrió toda una época: la de la explicitación de la “Doctrina Social de la Iglesia”, la doctrina oficial de la Iglesia Católica con respecto a los temas sociales. Y ello supuso, asimismo, un fuerte impulso al desarrollo del “catolicismo social”: iniciativas tales como círculos y asociaciones de obreros, sindicatos católicos, cooperativas, diversas obras sociales, cajas de ahorros, periódicos… tanto en el campo como en la industria y en otras facetas de la economía.

La Rerum novarum trataba de atender con solicitud a los problemas vividos por las clases obreras a raíz de los desajustes causados por la economía liberalcapitalista e intentaba ponerlas a salvo de las propuestas materialistas venidas especialmente del marxismo y del anarquismo. Condenaba el socialismo y se oponía a su dogma del odio social y la lucha de clases, porque sólo lleva a un enfrentamiento absoluto y ciego que destruye la sociedad y no tiene en cuenta las preocupaciones de justicia y caridad (en otra encíclica, Quod Apostolici muneris, calificó el comunismo de “mortal enfermedad”). También recogía nociones importantes como la del salario justo y adecuado a las necesidades familiares del obrero, el deber del Estado de proporcionar una legislación humana y social del trabajo, el papel de las asociaciones profesionales, y los derechos y los límites (dada su función social) de la propiedad privada.

Primeros efectos de la “Rerum novarum”.

  Entre otras consecuencias positivas, la promulgación de la encíclica Rerum novarum tuvo una gran trascendencia a la hora de concienciar a los católicos, en especial a los seglares, con respecto a sus deberes sociales y su responsabilidad en el esfuerzo político por el bien común. Tuvo un importante significado en países donde el catolicismo se veía reducido en número ante una mayoría protestante. Fue así el caso de Holanda, donde emergieron instituciones sindicales, sociales y un partido político católicos, además de periódicos; con el tiempo se llegaría a colaborar con otras agrupaciones protestantes en la defensa de valores comunes y frente a agresiones descristianizadoras.

La encíclica también trajo efectos semejantes en naciones donde los católicos sufrían la presión ejercida por el Estado, como en Alemania, donde habían padecido la política de la Kulturkampf del canciller Otto von Bismarck, quien pretendía alcanzar la unidad alemana imponiendo principios estatalistas y protestantes considerados como más acordes con el espíritu nacional germano. No obstante, antes ya de la promulgación de la encíclica de León XIII, había surgido en 1871 el Zentrum, partido de defensa de los católicos, pero la aparición de Rerum novarum le imprimió mayor fuerza. No obstante, con el tiempo, este partido derivaría a ciertos equívocos en torno al concepto de “democracia cristiana”, si bien sería el que también plantaría mayor oposición real al ascenso del nacionalsocialismo en las regiones más católicas de Alemania.