Prosiguió la marcha de los “Círculos de Obreros”, que en no pocas ocasiones vincularon sus actividades a la labor de las Cajas de Ahorros. Y además se fue produciendo una renovación del catolicismo social a través de la expansión de otras iniciativas, como el sindicalismo, el cooperativismo, el periodismo y los partidos políticos.
Otro efecto de Rerum novarum fue que los obispos comenzaron a redactar documentos sociales en sus respectivas diócesis, de manera que hasta 1931 se contabilizan 1.591, de los que 96 corresponden a España. Y en el campo de las publicaciones, no hay que olvidar la aparición de revistas científicas con títulos tan emblemáticos como La paz social (España, 1907, siendo uno de sus promotores el mencionado Severino Aznar junto con otros como el tradicionalista carlista Salvador Minguijón), Sociologie Catholique (Montpellier), La Justice Sociale (Burdeos), etc., así como abundantes periódicos.
Los estudios sociales
Uno de los efectos más notorios de la Rerum novarum fue el impulso de los estudios económico-sociales desde una óptica cristiana, faceta que ya había iniciado el catolicismo social de años anteriores. Se desarrollaron así en numerosos países de Europa y de América los “Centros de Estudios Sociales”, las “Semanas de Estudios Sociales”, las “Cátedras Sociales”, etc., con lo cual fue surgiendo un importante núcleo de economistas católicos, muchos de ellos de alto prestigio: Catherin, Mayer, el ya mencionado Toniolo, Pesch, Weissa… A través de tales estudios y reuniones, a las que asistían los obreros, se trataba de profundizar en el conocimiento de los problemas, la búsqueda de soluciones y la influencia sobre la legislación. Pero, al lado de los teóricos, también destacaron muchos hombres de acción: Ariëns en Holanda, Ballerini y Cerutti en Italia, el ya citado de Mun y Durand en Francia, Brandts en Alemania, Severino Aznar, Palau y Sanz Escartín en España…
Para el caso concreto de España, quizá quepa incidir un poco en la figura del aragonés Severino Aznar y Embid (1870-1959), de familia carlista, quien dedicó su tesis doctoral en 1911 a La conciliación y el arbitraje, acerca de la relación entre el capital y el trabajo. Más tarde se empeñó en hacer realidad el concepto de “democracia cristiana”. En 1914 fue nombrado asesor social del Instituto Nacional de Previsión y dos años después ganó la cátedra de Sociología de la Universidad Central de Madrid. En 1922 fundó el “Partido Social Popular”, de vida más bien efímera, en parte por la diversidad de corrientes de pensamiento que en él se integraron al principio.
Don Ángel Herrera Oria
Resulta un deber hacer mención de la labor desarrollada en España por don Ángel Herrera Oria (1886-1968), periodista seglar de la “Asociación Católica Nacional de Propagandistas”, nacida en 1909 gracias a él y al P. Ángel Ayala, jesuita; más tarde, Herrera fue sacerdote, obispo de Málaga y cardenal. En su primera etapa apoyó la “Confederación Nacional Católico-Agraria” y en los años 30 fundó el “Instituto Social Obrero”; en 1940 fue ordenado sacerdote, y entre los años 40 y su muerte creó la “Escuela Social Sacerdotal” en Málaga (1948), luego convertida en “Instituto Social León XIII” (1952), y promovió el conocimiento y la aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia. En 1911 había creado el periódico El Debate y en 1912 la “Editorial Católica”, que serían el núcleo de toda una serie de publicaciones y de diarios.